En Lo Favaret no paramos de darle vueltas a los proyectos que ya hemos realizado o que están pendientes de llevarse a cabo, para poder mejorar su funcionamiento, tanto en eficacia, ahorro de materias primas (agua, electricidad, combustibles…) y simplicidad de diseño y construcción.
Por eso, después de haber construido a principios del pasado verano el huerto por capilaridad en La Calma (la finca de nuestro compañero César), continuamos aprendiendo maneras de perfeccionar su cometido: cultivar hortalizas ecológicas con el mínimo aporte de agua posible.
Este invierno nos propusimos construir otro huerto por capilaridad, mejorando el anterior, en Lo Favaret, el doble de grande, aprovechando todo lo aprendido, tanto por la práctica en el huerto de La Calma, como a través de otras teorías que hemos estado estudiando.
Uno de los mayores problemas que nos encontramos fue, paradójicamente, el exceso de agua. Vivimos en un clima mediterráneo seco, en donde las precipitaciones son escasas (de ahí las esperanzas que tenemos puestas en este tipo de huerto…), pero que, sobre todo en primavera y otoño, esas pocas lluvias pueden ser torrenciales. Acabada la tormenta, nos encontrábamos con una piscina ¡literalmente! en la que el agua de la lluvia inundaba el huerto pudriendo la tierra y las raíces de las hortalizas plantadas.
Nos pusimos manos a la obra, construyendo el huerto, tal y como lo hicimos en La Calma (ver detalles en la entrada del «huerto por capilaridad» del 20 de julio de 2013). Las únicas dos diferencia fueron las sigientes:
a) La forma de incorporar el agua, con la que regaremos el huerto, a la cama de grava del fondo.
El agua que utilizaremos para regar el huerto proviene del reciclaje de las aguas grises de la lavadora, previamente depurada en un filtro de arena.
Aquí utilizamos un tubo de PVC que nos sobraba, y que desde la base del huerto se eleva 1 metro, excediendo 50 cm de la superficie del huerto.
Desde la base del tubo, el agua se dispersa por el fondo de la cama de grava mediante una serie de mangueras de 5 cm de diámetro que conectan el tubo principal, por donde entra el agua del exterior, con el perímetro del huerto, de forma radial.
b) La construcción de un rebosadero para permitir desalojar el agua que nos inundaba el huerto tras las tormentas.
A una altura de 20 cm del fondo, y justo por debajo de la malla antihierbas que cubre la cama de grava y la separa de la capa de tierra fértil superior, perforamos una de las vigas que rodean y contienen el huerto.
Colocamos otro trozo de tubo flexible que también nos sobraba, y que desde dentro del huerto y a través del orificio practicado en la viga, desagua al exterior. Tenemos la precaución de cubrir con tela mosquitera, tanto en el interior como en el exterior del tubo, para evitar la entrada de insectos por el tubo.
Por la parte interior del huerto, cubrimos el tubo-rebosadero con una teja para evitar obstrucciones en el tubo.
Ahora ya tenemos solucionado (¡esperamos!) el problema de inundación del huerto. Cuando el agua empiece a inundar la base de grava del huerto, al alcanzar la parte superior de la grava, desaguará por este rebosadero, evitando que pudra la capa de tierra fértil superior y con ello las plantas.
Ahora nivelamos la cama de grava de 20 cm de altura…
Conectamos el tubo que sobresale del huerto a la manguera por donde entrará el agua de riego, reciclada gracias al filtro de arena.
Vista del huerto en este punto.
Una vez acabada la fase de construcción y mejora de la zona de entrada, distribución y almacenaje del agua en la cama de grava del huerto, la cubrimos con la malla antihierbas, y empezamos la cama de tierra fértil.
Para ello seguimos el mismo proceso que hicimos en el huerto de La Calma, siguiendo las mismas proporciones para crear una mezcla rica en materia orgánica y lo más aireada posible. Queremos conseguir con esto dos cosas:
a) tener un suelo rico en materia orgánica más que un suelo rico en minerales como el P, K, N, típico de un suelo convencional no ecológico.
b) facilitar, gracias a la porosidad excepcional de la tierra, el ascenso del agua desde el depósito inferior por capilaridad.
Preparamos la tierra que sacamos al cavar el foso del huerto. Para cribar la tierra, muy pedregosa, de que disponíamos, utilizamos un método casero (ya que no tenemos un tamiz o cedazo ad-hoc): una caja de fruta con la que desechamos las piedras y partes más compactas de la tierra en buena condición.
los 3 ingredientes que compondrán esta capa superior del huerto una vez mezclados con la tierra :
Abono. Ecológico por ser muy rico en materia órganica muy adecuada para los vegetales.
Sustrato. Fundamental para hacer de «cuerpo» de la mezcla.
Perlita. Para aportar la aireación suplemetaria a la tierra fértil.
Las proporciones son de 8 de tierra de buena calidad, 2 de sustrato, 1 de perlita, 1/2 de abono.
Y…¡a mezclar bien esta combinación de 4 ingredientes!
Ya casi, casi estamos…
Una vez acabada la mezcla de tierra fértil, compactamos bien el terreno pisándolo.
Ahora es el momento de conectar el sistema de tubos por donde entrará y se distribuirá el agua reciclada para el riego…
…con el filtro de arena y grava que nos hicimos reutilizando una vieja depuradora de piscinas.
Así el agua que sale de la lavadora (que utilizamos sin productos químicos), llegará a este filtro «casero» y tras el filtrado, entrará al huerto.
Una vez acabada la fase de la construcción del huerto propiamente dicho, nos enfrentábamos a un problema que tenemos en Lo Favaret…el viento de Mistral. El «vent de dalt», que sopla sin piedad durante los meses de invierno y que arriba de la colina donde vivimos y donde también hemos hecho el huerto tiene más fuerza al no tener obstáculos en su camino.
Necesitábamos una barrera que protegiese del viento a nuestras verduritas, a las que el Mistral daña a menudo.
Así que se nos ocurrió buscar algunos palets y construir la barrera anti-viento con ellos, clavados en la tierra. Rodeando para proteger la parte noroeste del huerto (el Mistral es un viento frío que viene de esa dirección).
Y así nos ha quedado…
¿Que os parece?
Ahora ya tenemos preparado el huerto por capilaridad para empezar a plantar nuestros plantones ecológicos.
En Estorach, nuestro proveedor de plantones ecológicos, encontramos una buena selección de hortalizas certificadas «eco».
Nos decidimos por puerros, cebolla roja, pepino, calabacín, y varias clases de pimientos (de padrón, italiano), de tomateras (raf, cor de bou, montserrat, negro) y de lechugas (Hoja de roble, rizada, italiana).
Una vez llegados a Lo Favaret, toca organizar en el huerto la disposición de los plantones por grupos, para que haya una buena sinergia entre todos ellos, reciban la cantidad de sol que les conviene y tengan su espacio necesario para crecer bien.
Y así nos ha quedado…
Las tomateras…
Las cebollas y puerros…
Visión general una vez acabado…
A medida que vayan creciendo, iremos añadiendo las fotografías a este artículo, para que comprobéis con nosotros el funcionamiento de este tipo de huertos.
25 de mayo (3 semanas después de plantar)
¡Mirad como ha crecido todo!
También hemos «entutorado» (entutorar: guiar con ayuda de cañas) algunas clases de tomateras que prefieren crecer a lo alto, como el tomate negro, el montserrat y el raf. También entutoramos los pimientos.
…el rincón de los calabacines…
…toma tomatito!
y las fresas que maduran tímidamente…
8 de junio (5 semanas después de plantar)
¡Las plantas crecen sin parar!
Tomateras y lechugas…
El peso de los tomates Raf nos obligan a atarlos a los tutores…
Las tomateras Montserrat trepando alegres por las cañas…
Las lechugas, las cebollas y los puerros. ¡Ah, un secreto! a los puerros les hemos añadido tierra alrededor del tallo para que queden más blancos y tiernos.
Los calabacines trabajando como locos…
Hoy hemos cosechado nuestro primer calabacín. ¡No está nada mal, ¿eh?!
7 de julio (9 semanas después de plantar)
El huerto está exuberante…
¡Las tomateras, cuajadas de tomates, ya nos están dando frutos!
Los calabacines, que siguen sin parar…
Los tomates de ensalada son los primeros en madurar.
Los tomates Montserrat tienen un tamaño que ya nos hacen pensar en fantásticas ensaladas.
Los Raf, casi, casi para cosecharlos.
Hola, tengo una duda con respecto al rebosadero que habéis puesto por si se inhunda con la lluvia, cuando regais ¿no se sale el agua por él?
Hola de nuevo Kino!
El agua no sale por el rebosadero a no ser que el reservorio en donde se almacena se llene más de lo requerido. Por eso se sitúa en la parte superior del reservorio, justo debajo de la malla que lo separa del nivel de la tierra.
Un saludo cordial!